Hola, ¿dónde estás con tus emociones? ¿Has tenido alguna pregunta desde el inicio de esta serie? Me gustaría darte la oportunidad de plantearlas, así que, por favor, responde a este correo electrónico. ¡Prometo responderlas personalmente! Hoy es el tercer artículo de esta serie: “Emociones (3): un recurso”. Las emociones no están ahí para abrumarte, sino para ayudarte. Cuando dejamos que nuestras emociones nos abrumen, perdemos el control de nuestra mente. Como resultado, nos encontramos en un entorno propicio al error, a la fragilidad y a la influencia de cosas contrarias a nuestra voluntad. Entonces nos repetimos: “No hago el bien que quiero, y hago el mal que no quiero”. (Romanos 7.19, La Biblia) Lo que ocurre a menudo es que interpretamos la situación con nuestros propios datos. Como resultado, las situaciones que sentimos no son necesariamente las que vivimos, sino la imagen que tenemos de ellas. Por ejemplo, alguien que te importa se va de viaje, no te envía ningún mensaje y entonces piensas: “No está pensando en mí”. Esto revela una inseguridad en ti que todos tenemos. Sin embargo, también podría ser cierto que esté preocupada porque no puede ponerse en contacto contigo debido a la falta de red, a la ausencia de un entorno íntimo o porque ha intentado ponerse en contacto contigo y tu teléfono se ha colgado (a veces recibo notificaciones de llamadas o mensajes hasta 48 horas después). La primera interpretación puede provocar emociones negativas para ti y tu moral si te dejas abrumar por ella. Así que elige en su lugar condicionarte y convertir tus emociones en un estímulo que te entusiasme y te lleve a ser proactivo y a reexaminar las situaciones de un modo más saludable. ¿Cómo hacerlo? Pregúntate qué emoción sientes que te molesta y decide qué te gustaría sentir: energía, alegría, paz, calma, etc.
Piensa en una situación o experiencia en la que hayas sentido y sientas habitualmente la emoción deseada Cierra los ojos y repasa la situación o experiencia, permitiéndote impregnarte de la emoción Con esto en mente, pasa a la situación actual integrando gradualmente los elementos en ella Puede que los pasos 3 y 4 deban repetirse varias veces antes de que seas capaz de abordar la situación con la emoción deseada, pero una vez que la hayas adquirido, te ayudará a mantener el control de tus emociones y a condicionarte emocionalmente. Una vez hecho esto, vuelve a examinar la situación con la emoción deseada y analiza las distintas posibilidades y perspectivas. Seguro que, una vez hecho esto, te parecerá una experiencia mucho más saludable. ¡Las emociones se convierten en un verdadero recurso que te ayuda a progresar!
Las emociones son una fuerza real y, cuando no lo son, “si quieres seguir adelante, primero tienes que entender por qué sientes esas emociones y por qué no necesitas sentirlas ahora” (Mitch Albom). (Mitch Albom) En nuestro próximo boletín veremos cómo mantener una actitud y un comportamiento saludables a pesar de las emociones fuertes. Para no perdértelo, asegúrate de suscribirte haciendo clic en “Me suscribo” al final de este artículo. También puedes seguirnos y compartir este artículo en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn y mantenerte al día de nuestras novedades.
Hasta pronto, ¡eres maravillosa! Joachim Fontaine Coach | Consultor | Formador