Hola, esta nueva serie trata sobre el crecimiento, y más concretamente sobre tu crecimiento. A menudo oímos hablar de crecimiento, pero la primera pregunta que debemos hacernos es: “¿Qué es el crecimiento?”. ¿Cómo podemos definirlo? El diccionario Larousse define el crecimiento como un aumento de las dimensiones de un cuerpo organizado en su conjunto o de alguna de sus partes. También es el nombre que se da al periodo durante el cual se produce este aumento. Por tanto, varía en cada zona, para cada individuo. Para establecer un paralelismo con el ser humano, me gusta utilizar la definición que da la cristalografía (el estudio de los cristales). Al fin y al cabo, eres un diamante de verdad, ¡así que mejor nos ceñimos a lo que es correcto! Define el crecimiento como “el fenómeno del agrandamiento de un germen o cristal”. En este caso, crecimiento significa el aumento de algo o el desarrollo de algo nuevo, un nuevo proyecto que está en gestación. Dicho claramente, ¡el crecimiento puede entenderse como el hecho de permitir que lo que Dios ha depositado en ti brote y le dé vida! Yo llamo crecimiento “ExponenCiel” al crecimiento holístico que va más allá de la comprensión humana. ¡Es lo que Dios quiere para nosotros! Jesús nos anuncia este crecimiento en un versículo clave (Juan 14:12) donde nos dice: “En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también, y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre”. Simplemente está confirmando lo que Dios ha planeado desde el principio y las promesas hechas desde Adán. Dios nos está hablando de este tipo de crecimiento, y cuando Dios dice algo, ¡lo hace! El crecimiento, tal como Dios lo ve, no se limita a la reproducción, sino que se vive en la multiplicación. La multiplicación no se refiere sólo a uno mismo; implica necesariamente a los demás. ¿Quién puede hacer una multitud por sí solo? No voy a hacerte un dibujo, ¡pero hacen falta al menos dos para reproducirse! La imagen natural es la misma que la imagen espiritual; para iniciar la reproducción, la primera etapa de la multiplicación, se necesitan al menos dos personas: un aprendiz y un líder. El crecimiento es algo que todo el mundo busca. Pregunta a cualquier persona sin discapacidad mental y te dirá que quiere crecer y progresar. Dios no nos diseñó de otro modo. Lo admitamos o no, queremos progresar y avanzar en la vida. ¡No nos engañemos! Cambiar el mundo sigue siendo el sueño de muchos, y también lo es dejar tu huella, sea cual sea la forma que adopte. Como cristianos, no para nuestra propia gloria, sino para la de aquel a quien amamos, nuestro Señor y Salvador, Jesús, la de nuestro Padre y la del Espíritu Santo. Dios quiere que Su gloria brille a través de ti. Esto empieza con tu propio cambio. Vamos a ver varias claves para el crecimiento y el cambio, pero ésta es la primera: ¡crecer significa cambiar!
Crecer es cambiar perpetuamente, renovarte continuamente. Tu cambio cambiará el mundo que te rodea. Para ello, tienes que integrarlo y dar el paso de convertirte en un líder transformacional. Durante mi formación en liderazgo con Equip France (la organización de John Maxwel en Francia), Robert Baxter dijo esta frase que se me quedó grabada: “El mayor regalo que Dios nos ha dado es el potencial, el mayor regalo que podemos hacerle es desarrollarlo”. Muchos dirán que Jesús fue el mayor regalo al darnos Su vida, pero es importante recordar que Jesús no habría tenido que dar Su vida si el hombre hubiera captado el mayor regalo de Dios viviendo la vida a la que Él nos llamaba. Hoy en día, ¡esto es imposible sin Jesús! Él es más que un don; Él es la mano del Padre que nos da este don. Él es el camino, la verdad y la vida. Jesús no vino a hacernos cristianos, ni siquiera discípulos, vino a darnos la vida. Depende de nosotros decidir si queremos vivirla o no. Jesús es el camino, la verdad y la vida; es el combustible, la brújula y el compás que te guía hacia verdes praderas.
Vamos a resumir el comienzo de esta serie para iniciar un crecimiento ExponenCiel, 3 puntos: 1. Dios quiere para ti un crecimiento exponencial, así que apóyate en sus promesas porque Él es fiel y cumple lo que dice. 2. Dios ha puesto en ti un potencial y Él es el camino, la verdad y la vida. Dios ha puesto potencial en ti y el mayor regalo que puedes hacerle es desarrollarlo.
Para conseguirlo, conviértete en transformacional: déjate transformar para que puedas influir e impactar en el mundo que te rodea. 3. El crecimiento exponencial holístico es imposible sin Jesús. La próxima vez, continuaremos esta serie con otra clave para desarrollar el crecimiento exponencial: ¡la actitud para volar alto! Para asegurarte de que no te lo pierdes, asegúrate de suscribirte haciendo clic en “Me suscribo” al final de este artículo. También puedes seguirnos y compartir nuestra página en las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn y así aprovechar nuestras novedades dando a conocer a los demás.
Hasta pronto, ¡Eres maravilloso! Joachim Fontaine Coach | Consultor | Formador