Hola, estoy encantada de encontrarte hoy aquí para continuar esta serie sobre el crecimiento. Me gusta mucho este tema y estoy impaciente por saber cómo va a obrar Dios en tu vida. Así que, si tienes algún testimonio sobre los distintos artículos, ¡no dudes en responder a este correo electrónico con uno de ellos! “He aquí los dos primeros mandamientos: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos resumen toda la ley.
(Mateo 22.38-39) Otro pasaje nos dice: “Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti”. (Mateo 7.12) En cuanto al crecimiento, como hemos visto, dar ejemplo es un elemento esencial. Dios nos invita a amar a los demás; nos dice que el amor cree mejor y nos insta a hacer a los demás lo que querríamos que nos hicieran a nosotros, a predicar con el ejemplo. Cuando nos habla, también nos pide que seamos la sal y la luz de la tierra, una confirmación más de esto. Si la sal pierde su sabor, ¿con qué la sazonaremos? Y si la luz cesa, las tinieblas ocupan su lugar. Lo magnífico de esta ilustración es que la sal es un símbolo de nuestros talentos y nuestras acciones, mientras que la luz es un símbolo de Dios y Sus valores. Cuando salamos algo demasiado, se vuelve incomestible. Pero cuando estamos en la oscuridad total, la más mínima chispa rompe las tinieblas. ¿Lo comprendes? No tienes que ser perfecto ni tener todas las habilidades para marcar la diferencia, sólo tienes que tener fe como un grano de mostaza, una semilla de competencia y la voluntad de obedecer y difundir el corazón de Dios. Las mejores relaciones que podemos tener son aquellas a través de las cuales crecemos. No podemos tener relaciones sin influencia. Pueden ser buenas o malas. Pero todas las relaciones nos influyen. El contacto con los demás nos hace crecer y trabajar continuamente en nosotros mismos. Las relaciones son una bendición, que añaden valor a nuestras vidas. Aunque haya distintos tipos de personalidades y relaciones, toda relación es una fuente de aprendizaje y crecimiento. En realidad, todo el mundo “se relaciona”, pero pocos conectan. Para influir en el mundo y experimentar un verdadero crecimiento, la conexión es importante. Cuando amamos a los demás, nos tomamos el tiempo necesario para conectar con ellos, abriendo la posibilidad de aprender unos de otros y de compartir dos importantes riquezas. ¿Has oído hablar alguna vez de una conexión divina? Una conexión con una persona sin que ni siquiera la busquemos. Permíteme darte un ejemplo muy reciente. Alguien me pidió ayuda para crear una asociación. Francamente, al principio no quería aceptar este coaching, y encontré todas las excusas posibles.
Me había puesto en modo “vendedor desesperado”, intentando venderle algo a Dios haciendo todo lo posible sin creérmelo ni yo mismo. Estaba pensando en un precio y Dios me dijo amablemente: ¿qué quieres que hagamos por ti en esta situación? ¿Cómo reaccionó tu mentor? ¿Te hizo pagar? ¡Vaya, qué bofetada! Sentí que tenía que aceptar esta oferta, y gratis. Me puse en contacto con ella y hablamos un poco sobre su proyecto. Entonces llegó “la” pregunta: “¿Y qué más haces para ganarte la vida aparte de presidir la APE (Asociación de Padres de Alumnos)? Le expliqué, y entonces me contestó: “Resulta que trabajo en la CAF en el departamento de subvenciones, así que puedo explicarte cómo funciona”. Vaya, ¡menos mal! El resultado fue que la solicitud se pospuso hasta el año que viene, pero nos incluyeron en la REAAP (REseaux d’Aide et d’Accompagnement à la Parentalité). Dios honra los actos de amabilidad y bondad, pero sobre todo honra la obediencia. ¡La obediencia conduce al crecimiento! Dios es un Dios de relaciones y da prioridad a las relaciones. Las relaciones son una clave importante para el crecimiento, y para experimentar un crecimiento real necesitamos salir de nuestra zona de confort y empezar a vivir e iniciar relaciones. Tenemos que empezar a amar incondicionalmente. El amor es la actitud que te eleva. Avanza y camina en el amor, y verás muchos frutos en tu vida. Para ayudarte a hacerlo, me gustaría presentarte el ministerio de Epidémie d’amour, dirigido por una pareja de amigos, Denis y Armelle Pottiez. Animan y ayudan a los demás a descubrir y compartir el amor incondicional de Dios. Para saber más y mejorar tu amor, ¡haz clic aquí! La próxima vez, continuaremos esta serie dándote una clave para dar el primer paso. ¡No es tan difícil hacerlo!
También puedes seguirnos y compartir nuestra página en las redes sociales: Facebook, Instagram, LinkedIn y así disfrutar de nuestras novedades dando a conocer a los demás. Hasta pronto, ¡Eres maravilloso! Joachim Fontaine Coach | Consultor | Formador