En nuestra vida terrenal, nos gustaría estar excluidos del desánimo. Por desgracia, no estamos excluidos y reconocerlo no es falta de fe. Sin embargo, cuando el desánimo asoma su fea cabeza, debemos responder con fe y perseverar para experimentar el éxito y la alegría. Podemos resumir este fenómeno de la siguiente manera:

Las estaciones tienen que ver con el crecimiento y el desánimo. Una temporada de crecimiento no significa necesariamente facilidad, pero es una temporada en la que avanzamos. Nos sentimos bien, tomamos las riendas y perseveramos en la aplicación y garantía de la productividad y el éxito de la visión. Las temporadas de desánimo, en cambio, son sinónimo de crisis, agotamiento y retraimiento. Nos obligan a pasar por una temporada de curación y restauración antes de emprender de nuevo la visión. En caso de duda, la única respuesta adecuada es siempre la fe y la obediencia. Soy el primero en aconsejar a algunas personas que vayan más despacio y mantengan el equilibrio para perdurar en el tiempo. Sin embargo, también soy el primero en aconsejar que no te detengas y te dejes guiar por las circunstancias y las tormentas. No te engañes, si decides ponerte en pie y responder a la llamada de Dios sobre tu vida, habrá alguien a quien molestes que hará todo lo posible por detenerte. Sabrá utilizar todos los defectos de cada uno, y ningún hombre es perfecto. En caso de duda, lo mejor que podemos hacer es lo mismo que podemos hacer en todas las estaciones: apoyarnos y confiar en la Roca, en Dios. En cualquier circunstancia, deposita tu confianza en Dios más que en ti mismo o en cualquier otra persona. La fe es “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera y la demostración de lo que no se ve”. (Hebreos 11.1). En estas épocas de desánimo, es importante seguir recordándonos que el hecho de que no veas algo no significa que no exista. Pero es igual de importante abrazar y confiar en la visión de Dios, porque si tú no puedes verlo, Él sí puede verlo y te ha revelado una visión que está cumpliendo en tu vida. No somos Dios y, como seres humanos, quienes nos rodean son importantes. Necesitamos un círculo íntimo y el apoyo de los demás. La Biblia nos dice que no es bueno que el hombre esté solo. Y para optimizar y asegurar tu crecimiento, necesitarás absolutamente un apoyo humano que crea en ti y te escuche, te aconseje y te anime a perseverar, de gloria en gloria y de victoria en victoria. Construir una familia sólida, un círculo de amigos, rodearte de uno o varios mentores y personas que te apoyen (el círculo íntimo del líder: haz clic aquí para releer un artículo anterior sobre el tema) es crucial para desarrollar un crecimiento exponencial sano. Rodearte de un equipo es igual de importante, y de eso hablaremos en el próximo artículo: ¡2 por 10.000! Mientras tanto, también puedes seguirnos y compartir este artículo en las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn y así aprovechar nuestras novedades. Si aún no lo has hecho, asegúrate de inscribirte haciendo clic en “Me inscribo” al final de este artículo. Nuestra página de Facebook ha cambiado: ahora se llama ExponenCiel. Podrás seguir todas nuestras noticias si te gusta nuestra página.

Hasta pronto,
¡Eres maravillosa!
Joachim Fontaine Entrenador | Consultor | Formador

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *